Estaba caminando por un barrio donde hay mucha inmigración.
Pensaba si habia en realidad diferencias entre unos y otros cuando...
en la puerta de entrada de uno de los pisos había una persona mayor y a su lado dos chicos de unos 8 años y les explicaba: "...mirad qué bonitas las flores ( todos los árboles de la calle estaban llenos de unas flores rosadas preciosas) estaran unas dos semanas y luego caerán..." con su voz respetuosa y sabia y delante de las miradas impresionadas y expectantes de los niños.
foto obtenida en flickr: http://www.flickr.com/photos/fredarmitage/410894542/
2 comentarios:
De nuevo me inmiscuyo, con tu permiso en tu blog. No hay diferencias, no las hay si no son solamente superficiales: la piel, el pelo, la estatura. A todos nos conmocionan las mismas verdades. ¿No lo crees tú?
Luis q.
www.autobiografiaporescribiluisquinonesc.blogspot.com
Sí, sí...efectivamente!
Esta es la sensación que experimenté con lo que pasó.
Parece, y seguro que es verdad, que nos impresionan y condicionan estos aspectos superficiales y al final no vamos más allá. Quizás tampoco sea siempre necesario ir más allá, pero cuando pasan estas pequeñas cosas parece que te viene en mente esta sensación que comentas: "...a todos nos conmocionan las mismas verdades"
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