La mirada de los otros posiblemente también sea la mía.

30.3.07

el sueño de Karina


Desde pequeña, Karina quería ser una de las principales bailarinas del Ballet Bolshoi, en Moscú.Sus padres lo sacrificaban todo para que la hija pudiese hacer realidad su sueño. Los muchachos que la conocían ya se habían resignado: en el corazón de la chica solo había sitio para el ballet.

Después de mucho luchar, Karina consiguió una audiencia con el director del Bolshoi, que estaba seleccionando aspirantes para la compañía. Bailó como si fuese el último día de su vida, en cada movimiento puso todo lo que sentía y había aprendido, como si se pudiera contar una vida entera en un único paso.

Pero al final suspendió.

En el viaje de vuelta a su pueblo, entre lágrimas, imaginaba que aquel “no”jamás dejaría de sonar en su mente.

Pero como era lo único que sabía hacer, siguió bailando. Diez años más tarde, Karina, ahora ya profesora, hizo acopio de valor para ir a la presentación anual del Bolshoien en su región.Se sentó bien al frente y se dio cuenta de que allí estaba el hombre que la había suspendido.

Tras el concierto, se acercó a él y le contó cuánto le había dolido, años atrás, haber oído de sus labios que no sería capaz de ingresar en la compañía.

- Pero, hija mía... -dijo el director-, si yo eso se lo digo a todas las aspirantes.“Siento decírtelo, pero nunca habrías podido llegar muy lejos si fuiste capaz de abandonar tu sueño por la opinión de otra persona”.

1 comentario:

ideas dijo...

Buena reflexión!!

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