La mirada de los otros posiblemente también sea la mía.

10.3.07

dos céntimos


Estaba en la cola de un supermercado esperando para pagar.

Delante mío había un chico alto, de piel negra, bien vestido y bello que compraba una barra de pan.

Era de noche y camino de casa, yo llevaba los walkmans puestos,

y no me enteré de que el chico de la barra de pan me estaba hablando.

Me preguntaba si tenia dos céntimos para el autobús.

Pensé para mis adentros: "...dos céntimos... quizás es una estragegia...no sé..."

Tenia su mano llena de calderilla.

Sin pensarlo mucho miré el monedero y le di poco más de lo que pedía; diez céntimos.

Primero me extrañó que sólo me pidiera dos y pensé, en aquellos momentos, que darle mucho más, un euro o dos de alguna manera tampoco era correcto.

Miré cómo reaccionó: todo fué muy natural, me dió las gracias y se marchó.

Me pareció que realmente sólo necesitaba lo que me estaba pidiendo.

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