He visto por la calle a una vecina que hacía mucho tiempo que no veía.
Sé de ella lo que me contó mi madre cuando era yo pequeña: una persona que ayudaba a la gente necesitada, lo hacía siempre.
Sólo tenía esta información y en mi mente infantil y más tarde adulta pensaba que era como Teresa de Calcuta dentro de mi barrio.
Siempre que me cruzaba con ella por la calle sólo la saludaba pero sentía al mismo tiempo un gran respeto y admiración por su labor tan grande, silenciosa y discreta.
Hoy la he visto con sus muchos años en su cuerpo... un sentimiento irracional ha cruzado por mi cabeza..." Oh! ella no!...." como si la vejez tuviera en cuenta las obras buenas.
La mirada de los otros posiblemente también sea la mía.
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2 comentarios:
El paso del tiempo es inmisericorde. La vida desemboca en las más triste circunstancias.
Conciso, breve y, por qué no, hermoso. Pero lo más importante de todo es que es cierto. Seguiré tu blog. Gracias por él.
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