Para madurar, para llegar al propio fondo del alma, es preciso pasar a través de la estrechura de dos piedras; no se pueden seguir constantemente nuevos métodos de madurez humana o espiritual. Esto sería solamente huir ante la apertura.En un momento cualquiera hay que tener el valor de pasar a través de la estrechura aunque con ello se pierda la piel antigua, incluso si se sufren heridas y erosiones. Las decisiones aprietan. Pero sin atravesar esa angostura no se madura, no se renueva. El hombre exterior tiene que ser raspado para que el interior se renueve día tras día.
La mirada de los otros posiblemente también sea la mía.
18.10.05
2 cor 4,16
Para madurar, para llegar al propio fondo del alma, es preciso pasar a través de la estrechura de dos piedras; no se pueden seguir constantemente nuevos métodos de madurez humana o espiritual. Esto sería solamente huir ante la apertura.En un momento cualquiera hay que tener el valor de pasar a través de la estrechura aunque con ello se pierda la piel antigua, incluso si se sufren heridas y erosiones. Las decisiones aprietan. Pero sin atravesar esa angostura no se madura, no se renueva. El hombre exterior tiene que ser raspado para que el interior se renueve día tras día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivo del blog
-
►
2007
(75)
- ► septiembre (2)
-
►
2006
(204)
- ► septiembre (6)
-
▼
2005
(83)
-
▼
octubre
(26)
- presencia incondicional
- yoga
- vida
- gaviotas
- perro
- segunda oportunidad
- mago
- atención
- la sabiduria de la inseguridad
- gandhi y el azúcar
- 2 cor 4,16
- experiencia
- poesia
- vecino
- momentos que se repiten
- compasion
- mundano versus anímico
- hacia dónde
- ser auténtico
- el peso de la nada
- parecido
- ofrecer
- Coincidencias
- Iluminación
- La dignidad del miedo
- aquí no está prohibido reír
- ► septiembre (1)
-
▼
octubre
(26)
No hay comentarios:
Publicar un comentario