¿Qué hemos hecho hoy?Con el tiempo seremos muy amables... ¿pero lo hemos sido hoy?Contagiaremos esperanza y pronunciaremos palabras afectuosas, ¿pero qué hemos dicho hoy?Elevaremos los ánimos, llevaremos sonrisas a las vidas solitarias, ¿pero qué hemos llevado hoy?Daremos a la verdad mayor alcance, a la fe mayor valor, y alimentaremos a las almas hambrientas... ¿pero a quién alimentaremos hoy?Construiremos castillos en el aire... ¿pero qué hemos construido hoy?Es grato soñar con lo que haremos.... ¿pero hacemos nuestra tarea aquí y ahora?Eso es lo que nuestras almas deben preguntarse... ¿Qué hemos hecho hoy?
Un asno y un camello caminaban juntos. El camello se movía con pasos largos y pausados. El asno se movía impacientemente tropezándose de vez en cuando. Al fin el asno dijo a su compañero: -¿Cómo es que me encuentro siempre con problemas, cayéndome y haciéndome rasguños en las patas, a pesar de que miro cuidadosamente al suelo mientras camino, mientras que tú que nunca pareces ser consciente de lo que te rodea, con tus ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso tan rápido y fácil en apariencia? Respondió el camello: -Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos y cuando has visto algo es demasiado tarde para corregir tus movimientos. Miras a tu alrededor y no evalúas lo que ves. Piensas que la prisa es velocidad, imaginas que mirando puedes ver, piensas que ver cerca es lo mismo que ver lejos. Supones que yo miro el horizonte, aunque en realidad sólo contemplo hacia el frente como modo de decidir qué hacer cuando lo lejano se convierta en cercano. También recuerdo lo que ha sucedido antes y así no necesito mirar hacia atrás y tropezar una vez más. De este modo lo que te parece confuso o difícil se vuelve claro y fácil. Idries Shah, El yo dominante
Debemos estar completamente atentos al presente para disfrutar de una taza de té. Sólo siendo conscientes del presente nuestras manos sentirán el calor de la taza. Sólo en el presente aspiraremos el aroma del té, saborearemos su dulzura, y llegaremos a apreciar su exquisitez. Si estamos obsesionados por el pasado o preocupados por el futuro, dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar de una buena taza de té. Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.Con la vida ocurre lo mismo. Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad.El pasado ya ha pasado. Aprendamos de él y dejémoslo atrás. El futuro ni tan siquiera ha llegado. Hagamos planes para el futuro, pero no perdamos tiempo preocupándonos por él. Preocuparse no sirve de nada.Cuando dejemos de preocuparnos por lo que todavía no ha pasado, estaremos en el presente. Solo entonces empezamos a experimentar la alegría de vivir.
Nasrudín, caminaba tranquilamente por el campo un día soleado. Mientras miraba el paisaje observó que delante de él otra persona también caminaba en la misma dirección. En cierto momento este miró hacia atrás y vio a Nasrudín a cierta distancia. Entonces pensó: seguramente es un atracador y está esperando la oportunidad para quitármelo todo. En ese momento empezó a correr despavorido. Nasrudín que lo observaba desde atrás con atención, al verlo correr de esa forma, pensó: seguramente le ha pasado algo y necesita ayuda, y entonces él también empezó a correr a toda velocidad. De esta forma los dos corrían por el campo uno tras otro. El primer hombre ya no podía más y en su debilidad tropezó con una piedra, rodó por el suelo y quedó medio atrapado entre unos matorrales; se quedó allí quieto y agazapado con la esperanza de que Nasrudín no le viera cuando pasara. Pero Nasrudín tropezó justo en la misma piedra, rodó igualmente y fue a parar justo encima del hombre. Éste gritaba: -Por favor no me hagas nada. Nasrudín quedó sorprendido, se quedó mirando a la otra persona y dijo: -Sabes qué, creo que tú estás aquí por mí y yo estoy aquí por ti.
Recuerdo el sentimiento que tuve el dia que una persona repartió un escrito mío a la gente sin darle la más mínima importancia que lo hubiera escrito yo. Si soy sincera no lo encajé bien. Cómo podía ser que el hecho de que hubiera sido yo la autora no tuviera la más mínima importancia? Pasados los años lo veo de otra manera. Estoy sacando las fotografías para mi blog de otra gente, tengo también fotos mías que las usan otros, ahora no me sabe tan mal. No sé exactamente cómo ha sucedido este cambio. Las fotos ,sea quién sea el autor, no registran si no algo que ya existe en sí mismo.
Que el lector sienta que está en un mundo muy extraño, que él mismo es muy extraño, que el hecho de vivir es rarísimo, que el hecho de que haya tres dimensiones es raro, que el fuego y el tiempo son rarísimos. Si un poeta consigue eso, ha conseguido todo.
No importa lo que sintamos o sepamos, no importan nuestras dotes potenciales o talentos, sólo la acción les da vida. Muchos de nosotros entendemos conceptos como el compromiso, el coraje, y el amor, pero en realidad saber es hacer. Hacer trae la comprensión, y las acciones convierten conocimientos en sabiduría. No puedes atravesar el mar simplemente mirando al agua.
La Energía sigue al pensamiento; nos movemos hacia, pero no más allá, de lo que podemos imaginar. Aquello que asumimos, esperamos, o creemos crea y da color a nuestra experiencia. Expandiendo nuestras más profundas creencias sobre lo que es posible, cambiamos nuestra experiencia de la vida. Nuestras vidas están moldeadas no tanto por nuestras experiencias, sino por nuestras expectativas. George Bernard Shaw
De vez en cuando, fíjate bien en algo que no esté hecho con las manos: Una montaña, una Estrella, la curva de un río. De allí vendrá hacia ti la sabiduría y la paciencia, y por encima de todo, la seguridad de que no estás solo en el mundo.
El Universo no nos juzga; sólo nos provee de consecuencias y de lecciones y de oportunidades para equilibrarnos y aprender a través de la Ley de la causa y el efecto. La Compasión nace del reconocimiento que cada uno de nosotros lo estamos haciendo tan bien como podemos dentro de los límites de nuestras creencias y capacidades actuales. Que yo alimente a los hambrientos, perdone un insulto, y ame al enemigo – Estas son grandes virtudes. Pero si tuviera que descubrir que los más pobres entre los mendigos y el más imprudente entre los ofensores están todos dentro de mí, y que yo sobrevivo necesitando de las limosnas de mi propia caridad; que yo mismo soy el enemigo que tiene que ser amado – ¿Entonces qué? C.G.Jung